El insomnio cae a plomo sobre la tierra
como si la gente no tuviera que dormir
-suspendidos los sueños-
ayer antes y después
la guerra
tras la guerra de los muyahidines.
En las colinas de Zanabad
manos viudas levantan paredes de adobe
contra el desamparo
los golpes se multiplican
el barro y el agua se multiplican.
Yo soy la mujer que levanta una ciudad
frente a las prohibiciones
solo arena encontrarás en mis labios.
Me llamo Bibikoh
la del cuenco vacío
ojo cercenado por la metralla.
Soy la mujer que intuye el olor del jazmín
entre los escombros.
Atravesada por el brillo de mi único ojo
trazo coordenadas por encima de los acantilados.
Yo soy la voz usurpada de las mujeres sin boca.
Soy la hija de la reconstrucción de todas las guerras.
Bibikoh me llamo.
De: El ojo cegado